ES BUENO SABER QUE
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La autoría del libro se le atribuye a Jeremías, y fue redactado por Baruc, su fiel secretario (36:4, 27, 28, 32) entre los años 627-585 a.C.
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Frecuentemente conocido como “el profeta llorón” (9:1; 13:17) o el “profeta solitario” (por haber recibido la orden de no casarse, 16:2) sufrió cruel oposición por lo que más de una vez quiso abandonar su ministerio, pero continuó hasta el final de sus días proclamando la Palabra de Dios. Fue en Egipto que llegó a su fin la carrera de este gran profeta.
DEBES LEERLO PARA
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Asumir las responsabilidades propias de pertenecer al pueblo de Dios (caps. 1-25)
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Ver el amor constante de Dios por ti aun cuando pecas (caps. 26-36)
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Encontrar esperanzas en tiempo de sufrimiento (caps. 37-45)
CURIOSIDADES
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Jeremías tenía probablemente 20 años cuando comenzó su ministerio (1:6) Josías tenía sólo 8 años cuando se convirtió en rey y 16 cuando comenzó a seguir a Dios. ¡El poder de la juventud!
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El bálsamo de Galaad era una sustancia gomosa extraída de un arbusto de la región oeste del río Jordán. Ya en la época de José (Gn 37: 25) cuando fue vendido a los comerciantes de Galaad, esa sustancia era conocida por su fragancia y poder curativo.
POR DETRÁS DE BAMBALINAS
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La nación de Judá era como un niño sorprendido en medio del fuego cruzado entre dos grandes pandillas. Tres poderes mundiales luchaban por el control de Oriente Medio. Los asirios habían mantenido la hegemonía por un largo periodo, pero los egipcios y babilonios estaban en el poder en tiempo de Jeremías y Judá estaba en medio de esas potencias airadas. Judá no era una víctima inocente, había abandonado a Dios. Jeremías se convirtió en la voz de Dios para proclamar un mensaje que Judá no quería oír.
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Por medio de poemas, historias y lecciones bien ilustradas, el libro de Jeremías muestra la lucha personal, la depresión y la ira que él sufrió durante su ministerio. Pero en momentos en que quería tirar todo por la borda, recordaba que Dios estaba a su lado para confortarlo.
DEVOCIONAL: PROMESAS CUMPLIDAS
Texto: Jeremías 31: 27-34
Lee más: Lamentaciones 3: 22-25; Mateo 7: 7-11
Arístides Alvarado tenía 20 años de edad y era alumno del penúltimo año de la secundaria en un Centro Politécnico de Nueva York. Cuando cursaba el sexto grado, la mayoría que lo conocía le daba menos de 50% de posibilidades de terminar la secundaria.
Por fortuna, “la mayoría” no incluía al Sr. Eugenio M. Lang, un empresario rico. Hace algunos años él buscó una de las escuelas más pobres de los EUA y prometió a los 61 alumnos del sexto grado, incluyendo a Arístides, que si ellos terminasen la secundaria, pagaría todos sus estudios universitarios.
El Sr. Lang cumplió su promesa. Ayudó a cada uno de esos estudiantes a solventar sus gastos incluyendo a los orientadores que los ayudaban en sus estudios. Casi la mitad de esos 61 alumnos está hoy en la facultad a cargo de la fundación del Sr. Lang llamada “Tengo un sueño”.
Los estudiantes que se autodenominan “soñadores” están sumamente agradecidos a ese hombre por mantenerse firme a su promesa. “El Sr. Lang fue una de las primeras personas que se interesó en mí y me hizo ver la vida de forma diferente”, dice Arístides. “Me seguiré esforzando y algún día también seré grande – realmente grande – y pagaré los estudios de una clase de “soñadores”.
El señor Lang y sus amigos no son los únicos en cumplir sus palabras en nuestros días. Lee sobre las promesas de Dios en Jeremías 31: 27-34
INTERACTUANDO
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¿Qué efectos pueden tener las promesas del Sr. Lang y las de Dios sobre sus beneficiarios?
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¿Qué decisiones debes hacer para recibir los beneficios de las promesas de Dios?
INTEGRANDO
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Lee las Bienaventuranzas (Mateo 5:1-12) e imagina a Jesús usando tu nombre en sus promesas a los cristianos.
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Cumple una promesa que hiciste y que te olvidaste de cumplirla.
TOUR BÍBLICO: Jeremías 1, 6, 7, 10, 18, 32, 33