Una de las personas que murió fue la señora de Strauss. Había conseguido lugar en un apiñado bote cuando vio a su esposo que estaba todavía sobre el barco que se hundía.
Salió del bote, se colocó junto su marido y le dijo: “hemos estado juntos mucho tiempo. Ahora somos viejos. Adónde tú vayas iré yo”. Diciendo esto quedaron tomados de las manos en la cubierta del barco mientras se hundían bajo las olas.
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Historias de Vida
#37