Locuras dentro del Marco Legal

Si miramos en torno nuestro, y si no estamos solos, es probable que alguien esté fumando o tomando algún tipo de bebida alcohólica. Ambos hábitos están dentro del marco legal y son considerados “naturales” por mucha gente.

Fumar está siendo cada vez más prohibido en lugares públicos, pero el acto continúa siendo perfectamente legal. En el caso del alcohol, beber está permitido por la ley en la  mayor parte del planeta, excepto en algunos países musulmanes.

No en tanto, el tabaquismo y el alcoholismo son considerados no sólo como enfermedades, sino verdaderas epidemias globales. Son drogas que causan dependencia física: cuanto más se las usa, más se las necesita y en mayor cantidad.

La mayor ironía sobre el tabaco es la justificativa que sus primeros usuarios dieron para fumar en paz. Las hojas de la Nicotiana tabacum eran enrolladas y fumadas porque tendrían virtudes “medicinales” tanto para los indios americanos que se iniciaron en el hábito como para los europeos que lo introdujeron en el resto del mundo. Hoy se sabe que es todo lo contrario. Fumar hace mal tanto a la salud del individuo como a la de la sociedad. Además del cáncer, el tabaco causa otros males en el organismo. Es una droga insidiosa que mata lentamente aunque su uso sea legal.

Tanto fumar como beber en exceso, son un suicidio lento. En ambos casos, el pulmón y el hígado, respectivamente van siendo castigados round tras round, hasta que piden la toalla.

El alcohol etílico es un pedigree más noble, aunque cause enormes problemas de salud. Los efectos del alcohol están directamente relacionados con la concentración en la sangre. En una persona de 75 Kg. una concentración de 0,03% de alcohol en la sangre (un vaso de vino) causa una sensación de relajamiento. Triplicando la dosis, el control de los músculos es afectado. Con 0,12% la capacidad de raciocinio lógico se reduce y desaparecen las inhibiciones y el autocontrol. Si el nivel de alcohol alcanza 0,5% del volumen de la sangre, la persona entra en coma profundo con alto riesgo de muerte.

Algunas utilizaciones benéficas del alcohol lo volvieron socialmente aceptable y deseado, dejando a la sociedad más susceptible a los abusos. Fue usado como mercadería para seducir poblaciones vulnerables a tal punto de disolver grupos étnicos enteros en varias partes del mundo.

Semana tras semana, vemos el drama de familias cercenadas por este asesino legal. Y cada fin de semana las calles de las principales ciudades del país son testigos de locuras cometidas bajo el amparo de la ley, por jóvenes alcoholizados.

Es hora de pensar en otro camino para lidiar con estos enemigos solapados. Deben ensayarse nuevos programas de combate que eviten la represión, que privilegien la educación y garanticen el tratamiento al dependiente. ¿Qué podemos hacer ante estos dos flagelos que consumen aun a nuestra propia juventud?

 

Lidio Vargas Riquelme
Magister en Salud Pública