Enfermedades mentales y posesión demoníaca

Diagnóstico diferenciado

Estaba cursando el cuarto año de medicina y se le presentaba la primera oportunidad de realizar un examen cardíaco a un paciente real. Le dieron el número de cuarto y de cama de aquel enorme hospital. Después de verificar el funcionamiento de las cuatro válvulas del corazón, el académico leyó la historia clínica del paciente y sorprendido descubrió que no tenía antecedentes cardíacos. Con cierto malestar fue y reclamó al profesor: – “¿Por qué me manda auscultar un paciente sin cardiopatía?” El profesor respondió: - “No sabes aún cómo funciona un corazón normal y ¿pretendes conocer uno patológico?” La Biblia reconoce lo difícil que resulta para los seres humanos conocer la mente humana cuyo funcionamiento es normal, (Jeremías 17:9) ¡Cuánto mayor dificultad tendremos para conocer una mente con cierta anormalidad! La idea generalizada en el mundo evangélico respecto a las enfermedades mentales es que son producidas por un poder maligno.

La posesión demoníaca se produce cuando un demonio hace morada en una persona, ejerciendo influencia y control directos sobre ella, con ciertos daños a sus funciones mentales y/o físicas. La posesión demoníaca debe ser distinguida de la influencia demoníaca o actividad demoníaca contra una persona. En ésta, el demonio actúa de fuera para dentro, en la posesión, él opera de dentro para fuera. Según esta definición, el creyente fiel no puede ser poseído por el demonio, ya que en él vive el Espíritu Santo. Además, no se menciona en la Biblia casos de fieles hijos de Dios que hayan sido afectados por este extraño poder. Con todo, ellos pueden ser objeto de opresión a tal punto de dar la impresión de estar poseídos.

Tipos de posesión

Pasiva Interactiva: es el caso de una persona que vive una vida de pecado y es dominado por ese poder. Es pasiva porque no aparece ningún trastorno visible, y es interactiva porque la voluntad del individuo participa, en forma conciente o no. No es necesario que la persona se someta o realice algún rito especial para ponerse debajo del poder del enemigo. Pasivamente, por el solo hecho de negligenciar la entrega a Dios se coloca bajo el mando del otro poder.

Las dos siguientes citas nos dan una clara revelación: “A menos que nos entreguemos al dominio de Cristo, seremos dominados por el maligno. Debemos estar inevitablemente bajo el dominio del uno o del otro de los dos grandes poderes que están contendiendo por la supremacía del mundo. No es necesario que elijamos deliberadamente el servicio del reino de las tinieblas para caer bajo su dominio. Basta que descuidemos de hacer alianza con el reino de la luz[1]”.

“Todo aquel que rehúsa entregarse a Dios está bajo el dominio de otro poder. No es su propio dueño. Puede hablar de libertad, pero está en la más abyecta esclavitud”[2]

Activa Interactiva: se da en el caso de prácticas espiritualistas donde la persona entrega su voluntad al enemigo. Como ejemplo tenemos el candombe, religión y culto afro-brasileños en los que son celebrados los orishás[3], a través de cantos y danzas acompañados por percusión y ofrendas, el espiritismo, el carismatismo y otras formas de cultos donde se da preeminencia a lo emocional por sobre lo intelectual. Estos grupos se jactan de que Dios esté obrando maravillosamente en favor suyo, cuando en realidad el poder proviene de otro espíritu [4].

Posesión abrupta: se da cuando el espíritu malo toma la mente y el cuerpo del sujeto sin defensa racional y/o física como en el caso del endemoniado gadareno, cuando Satanás hizo morada en él. Mateo menciona este tipo de posesión en su libro – Mateo 4:24. En los casos anteriores, la persona afectada deberá de alguna forma dar su asentimiento tanto para verse perturbada por ese poder como para librarse de él, en este último caso no necesariamente debe ser así.

Efectos de la posesión

Ocasionalmente, según el registro bíblico, la posesión puede desencadenar en una enfermedad física como en los casos registrados en Mateo 9:32,33; Lucas 13: 11,16. Elena de White explica que: “Los espíritus del mal procuran activamente controlar las mentes humanas...  Satanás hará enfermar a la gente y después quitará de ella su poder satánico[5]”.

Otras veces, por los efectos de la posesión, pueden producirse disturbios mentales ocasionales como el caso del joven trastornado que se arrojaba al fuego o al agua (Mateo 17:15) Esto no significa que siempre debe ser de esa manera o que cualquier perturbación mental o emocional deban ser atribuidas a los efectos de una posesión demoníaca. Son buenos los ejemplos de Daniel y Nabucodonosor. Ambos pasaron por situaciones similares y momentáneas de alteraciones mentales mientras Dios, de diferentes formas, se comunicaba con ellos, sin que el enemigo haya tenido injerencia directa en el asunto (Daniel 4:19,31 – 34)

En algunas ocasiones se hace muy difícil diferenciar entre una posesión demoníaca y algunos casos típicos de delirios sicóticos. Muy puntualmente, en el delirio místico, el paciente atribuye su conducta a una orden divina y produce actos violentos, muchas veces homicidas contra sí mismo o contra su propia familia. De allí la importancia de prevenir la profundización de una psicosis con el tratamiento profesional adecuado que  puede evitar un desenlace violento e irreversible.

Muchos cultos carismáticos que apelan a las emociones y sentidos son un peligro latente para el frágil equilibrio de algunos sicóticos que pierden en forma absoluta el sentido de la realidad y cometen actos irracionales que lo atribuyen a un mandato divino. Una simple enfermedad orgánica o mental sicológica no debe ser atribuida a las fuerzas del mal pues la Biblia hace una clara distinción entre una y otra. (Hechos 5:16) Además, esa actitud es incorrecta porque pretende deslindar la parte que le corresponde a cada cristiano en el cuidado de su salud, pues la mayoría de las enfermedades que afectan a la población de nuestros días son producidas por el estilo de vida de cada individuo.

Clasificación de enfermedades mentales

Trastornos vasculares: que son de dos tipos: Accidente vascular cerebral hemorrágico más conocidos como derrames, y el accidente cerebral vascular isquémico.

Trastornos neuroquímicos de función metabólica: como ejemplo de este tipo de afección tenemos la epilepsia, las depresiones, la esquizofrenia y los diversos tipos de psicosis.

Enfermedades degenerativas cerebrales: como el temible mal de Alzhaimer, atrofia cerebral, donde el cerebro queda como pasas de uva y va perdiendo sus funciones paulatinamente, otras varias formas de demencia, esclerosis múltiple cerebral, mal de Parkinson.

Repetidas veces somos alertados por la sierva del Señor sobre el hecho de que gran parte de las enfermedades que hoy nos aquejan tienen su origen en la mente y que ésta debe ser protegida con el mayor cuidado porque es a través de ella que él se comunica con nosotros[6].

Diagnóstico diferenciado

Era sábado de mañana. La iglesia estaba en plena adoración, el coro cantaba en alabanza a Dios cuando ocurrió lo inesperado. Uno de los coristas se desplomó en plena actuación ante la sorpresiva mirada de los fieles. Dos fornidos diáconos actuaron de inmediato, un médico que estaba en la congregación salió corriendo del recinto y entrando a la sala pastoral, donde había sido puesta la hermana, se dispuso a socorrerla. Al trasponer el umbral de la puerta vio a aquellos fornidos creyentes inclinados y con los brazos extendidos sobre la agonizante, “reprendiendo al enemigo”, supuesto causante del bochorno público. El galeno se introdujo en medio de ambos, auscultó los ojos de la paciente y abriendo un frasco de jugo de uva reservado para la santa cena, vertió su contenido en la boca de la mujer. Al instante, ella recobró el conocimiento y confesó su problema de hipoglucemia porque no había ingerido alimento alguno ese día que lo estaba dedicando al ayuno.

Tanto las enfermedades mentales como los casos de posesión demoníaca presentan comportamientos parecidos, conocidos como síntomas confundentes. Consecuentemente, debe ejercerse sumo cuidado al realizar una evaluación de un paciente que presenta aparentes síntomas de posesión. En estos casos debemos usar un simple razonamiento. Cuando alguien presenta algún disturbio mental, hágase primeramente una evaluación pastoral responsable, luego se hará un diagnóstico clínico y psicológico y/o psiquiátrico. La posesión demoníaca es distinta y normalmente no aparece en exámenes médicos porque el cerebro está sano y la enfermedad es espiritual. Cuando erramos el diagnóstico en una afección mental o física y la calificamos de dolencia espiritual, producimos mucho sufrimiento mental al paciente y a sus familiares.

Una minuciosa evaluación pastoral precedida al examen médico exhaustivo, evitará equívocos en el diagnóstico. Recién después de agotar estas instancias, se presumirá la existencia de un caso de posesión demoníaca y se deberá proceder al tratamiento de rigor.

Muchas veces, los familiares y el paciente, que la mayor parte del tiempo está en pleno goce de sus facultades mentales, sufren en manos de indoctos creyentes al ser estigmatizados o condenados a su suerte por padecer tal o cual problema. La salud mental no es asunto sólo de locos y su origen no debe ser necesariamente atribuido a fuerzas satánicas. Un enfermo mental debe ser derivado a un médico siquiatra, pues la mayor parte de este tipo de enfermedades pueden ser curadas o controladas con tratamiento adecuado administrado por profesional competente. Aquel que sabe de alguien que sufre de un desorden mental, no debe dudar en buscar la ayuda de un especialista. Loco es quien no busca ayuda.

Nadie que frecuenta la iglesia y tenga una relación normal con Dios será tomado de manera abrupta por el demonio. El cristiano activo en la iglesia está imantado a Dios y repele la atracción del enemigo que no tendrá poder sobre él. Cuando más cerca estamos de Dios, más lejos estaremos del enemigo. Una vida espiritual activa es la mejor medida preventiva contra este flagelo.

“Me retiré de esta iglesia" – decía al pastor un ex adventista que hoy frecuenta una iglesia carismática – "porque su iglesia no conoce el poder de Satanás. Nunca vi un adventista expulsando un demonio”. La respuesta del ministro no se demoró: “Gloria a Dios hermano, en nuestra iglesia nos abocamos a conocer el poder de Dios, todos los otros poderes están supeditados a él”. El silogismo que todo cristiano debe recordar es: Yo como ser humano soy débil, el demonio es poderoso, primeras premisas con las que generalmente nos quedamos, ignorando la tercera, “Dios es todopoderoso”. ¡Aleluya!

Lidio Vargas Riquelme
Magíster en Salud Pública y Licenciado en Teología


[1] EGW, El Deseado de todas las Naciones p. 291 (DTN, 307 portugués)
[2] Ibid, p. 431 (DTN, 450 portugués)
[3] Orishás: cada una de las divinidades de los cultos afro-brasileños, que personifican aspectos de la naturaleza y/o actividades humanas
[4] EGW, Conflicto de los Siglos p. 517
[5] EGW, ¡Maranata: El Señor viene! P. 146
[6] EGW, Mente, Caracter y Personalidad, Págs. 72, 73.