Habacuc

ES BUENO SABER QUE

  • El nombre del libro es simplemente el nombre del autor que significa “abrazar”.

  • La fecha 630 a. C. ha sido asignada a su profecía que amonesta a la nación y predice el castigo sobre la Babilonia idólatra.

DEBES LEERLO PARA

  • Saber, según Dios, por qué mucha gente no prospera (caps. 1-2)

  • Aprender la importancia de esperar con paciencia en Dios (cap. 3)

POR DETRÁS DE BAMBALINAS

  • A veces es difícil entender cómo Dios actúa en el mundo. A la gente mala parece que le va bien, mientras que la gente buena sufre. ¿Dónde está Dios en esos momentos?

  • Habacuc se debatía con esas preguntas complicadas y no tenía miedo de hacerlas directamente a Dios. Su libro es una sesión de preguntas del profeta respondidas por Dios. Este breve libro está lleno de aliento para las personas que sufren injustamente.

CURIOSIDADES

  • Usar joyas en la nariz ya estuvo de moda en otros tiempos, pero la gente posiblemente no se sentía atraída por los anzuelos mencionados en 1:15. Este versículo puede referirse a la práctica de los asirios de llevar a los prisioneros de guerra con una cuerda amarrada a un gancho que colgaba de la nariz o del labio inferior.

  • Se sabe muy poco sobre la vida del profeta Habacuc, su libro no incluye el menor dato personal, ni en parte alguna del AT o del NT se lo vuelve a mencionar.

DEVOCIONAL: EXISTE UNA ESPERANZA

Texto: Habacuc 3: 17-18
Lee más: Job 2: 11-13; Marcos 15: 33-34

Guillermo se ofreció como voluntario para pasar la noche en un albergue para desabrigados, por hacer algo por esa gente, para que las cosas cambien de alguna manera y para sentirse útil.

Pero, lo único que Guillermo sintió cuando dejó el viejo edificio fue desánimo. Se sentía aliviado de verse libre de los olores a ropa vieja, de las miradas solitarias y de la tristeza que se palpaba en el ambiente. Había descubierto una cosa: ese tipo de servicio no era para él. Se sintió inútil e impotente de hacer algo bueno. Al final de cuentas no vale la pena hacer nada.

Mientras Guillermo subía al ómnibus, oró: “Dios, ¿por qué no haces algo?” Guillermo se acordaba cómo esos hombres de ese lugar aceptaban cualquier cosa: un pedazo de pan duro, ropa vieja, un apretón de manos insensibles, y lo aceptaban todo con corazones agradecidos.

“Ellos se  satisfacen con tan poco y tienen carencia de tantas cosas”, se decía Guillermo para si mismo. Mientras pensaba, algo llamó su atención como una respuesta a su oración. Los pobres son tan abiertos para recibir regalos; ellos se ponen tan alegres y agradecidos al recibir el don de la gracia y de la vida eterna de parte de Dios.

“No hay de qué admirarse Dios”, pensó Guillermo, “que viniste a los pobres y necesitados. Ellos son los más receptivos y agradecidos de todos”.

Como Guillermo, Habacuc también estaba desanimado. Ambos se volvieron a Dios. Lee sobre el desánimo de Habacuc 3: 17–18

INTERACTUANDO

  • ¿En qué se asemeja la respuesta de Habacuc a la de Guillermo?

  • Si Habacuc viviese en nuestros días, ¿qué cosas le reclamaría a Dios? ¿Cómo respondería Dios a esas quejas?

INTEGRANDO

  • Haz una lista con tus reclamos a Dios. Guarda esa lista por una semana, luego revísala para ver cómo Dios puede haber respondido a tus reclamos.

  • Busca a alguien desanimado para alentarlo con palabras positivas.

TOUR BÍBLICO: Habacuc 1, 2, 3, Salmo 56, 57, 58, 59